Palabras de espiritualidad

Los peldaños que nos llevan a la vida eterna

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

El actuar del cristiano debe consistir en la búsqueda permamente de convertirse en una “vasija apropiada” para llegar a ser “templo del Espíritu Santo”.

La vida del cristiano ortodoxo es un esfuerzo incesante de convertirse en una vasija perfecta para la Gracia del Espíritu Santo. Todos nuestros esfuerzos ascéticos, como el ayuno, las vigilias y la oración, están orientados a obtener una mayor participación en la “vida de Dios”. La obtención de las energías del Espíritu Santo es el propósito de la vida cristiana.

Si creemos que la vida en virtud y obediencia a la ley moral es el verdadero significado de la vida cristiana, “no nos diferenciamos en nada de las cinco vírgenes insensatas”, dice San Macario. En otras palabras, el actuar del cristiano debe consistir en la búsqueda permamente de convertirse en una “vasija apropiada” para llegar a ser “templo del Espíritu Santo”.

Para la Iglesia Ortodoxa, ver a Dios frente a frente es algo que se puede alcanzar ya desde esta vida. Tal como Cristo se presentó en toda Su gloria ante Sus discípulos en el Monte Tabor, también se presenta refulgiendo en el corazón de quienes le aman con todo su ser, y les ofrece, en su interior, un adelanto de lo que será la vida eterna. 

(Traducido de: Anthony Stehlin, Taina căsătoriei și contracepția. Problema contracepției din perspectiva tradiției dogmatice creștin-ortodoxe, Editura Doxologia, 2017, pp. 63-65)