Palabras de espiritualidad

Los primeros años de matrimonio

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Sin duda, lo principal en el matrimonio es el amor, en cuya ausencia no puede hablarse de felicidad familiar. Especialmente en los primeros años de matrimonio, cuando la construcción de una nueva familia tiene lugar con un ritmo tormentoso.

En los primeros años de vida familiar, el comportamiento de los esposos debe ser parecerse a uno manifestado en condiciones extremas, en situaciones de calamidad. Digamos que la casa se está quemando. ¿Qué es lo primero que harías? Desde luego, lo primordial: salvar la vida de los demás y la tuya propia. Lo demás es prescindible. Si el incendio se ha extendido ya al edificio entero, difícilmente alguien corra a buscar el dinero que tenía en el bolsillo de la camisa. Es decir, en semejante situación cualquiera piensa sólo en salvar lo verdaderamente importante, lo más valioso.

Sin duda, lo principal en el matrimonio es el amor, en cuya ausencia no puede hablarse de felicidad familiar. Especialmente en los primeros años de matrimonio, cuando la construcción de una nueva familia tiene lugar con un ritmo tormentoso —los esposos deben adaptarse el uno al otro, acostumbrarse a los hábitos del otro, conocer sus nuevos parientes y aprender a relacionarse con ellos, cambiando también de domicilio y, a veces, de condiciones de vida—, es necesario que sepan mantener el afecto, el apego y el amor, sin malgastarlos en trivialidades. Y no sólo saber conservarlos, sino también multiplicarlos, ya que el amor “de recién casados” es sólo un sentimiento incipiente, que debe crecer y fortalecerse.

Los esposos no deben tratar de resolver inmediatamente todos sus problemas (financieros, de vivienda, de relaciones con nuestros familiares, etc.); todos esos asuntos hallarán paulatinamente su solución. Por eso, la pareja debe ser lo suficientemente equilibrada como para saber proteger, ante todo, el amor y la felicidad conyugal.

Desde luego, deben recordar permanentemente para qué están juntos y cultivar el amor. Y esto es válido no sólo para los recién casados, sino también para los matrimonios “experimentados”. Ciertamente, para los más jóvenes tiene un grado mayor de dificultad, porque su nueva vida de familia apenas está empezando; aún tienen mucho que aprender y deben esforzarse en hacer todo correctamente, desde ya.

(Traducido de: Pr. Pavel Gumerov, Conflictele familiale: prevenire și rezolvare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2013, pp. 54-55)