Memoria de la prisión
Fue así como entendí por qué había leído tanto cuando era libre. Porque todo era vital. No había leído a San Máximo el Confesor solamente para saber qué aparece en cada capítulo... Él lo escribió también para mí, para que me fuera de beneficio en la vida.
¿Sabes qué recuerdos te vienen en prisión? Todo lo que has leído y olvidado de los Santos Padres. Sí, todo eso me venía a la mente. No tuve la ambición suficiente como para volver a tomar algún curso teórico de conocimientos, es decir, para conservar en mi memoria algunos elementos intelectuales, así fuera sólo para tenerlos allí, almacenados. Pero, estando en prisión, todo lo que había acumulado desde afuera adquirió un sentido nuevo; ahora eran cosas vitales y no para mantenerlas guardadas. Fue así como entendí por qué había leído tanto cuando era libre. Porque todo era vital. No había leído a San Máximo el Confesor solamente para saber qué aparece en cada capítulo... Él lo escribió también para mí, para que me fuera de beneficio en la vida. Su propósito era alimentarme en aquellos momentos, especialmente porque no sabía si saldría vivo. Cuando no tienes la certeza de salir con vida, es importante que todo lo refieras a ti mismo y a la eternidad. Ese fue mi gran reencuentro. Porque, cuando finalmente salí de aquel lugar, nuevamente lo volví a asumir formalmente... para decirlo de alguna manera.
(Traducido de: Dinu Cruga, Izvoare Duhovnicești, Arhiepiscopia Ortodoxă Română, Alba Iulia, 1998, p. 48)