Mi madre y el ícono
“Oh, mi amado hijo... ¡Desde hace cuánto se lo he estado pidiendo a Dios...!”
Recuerdo que, cuando yo era pequeño, mi mamá tenía en casa un ícono del Señor que me gustaba mucho.
Cierto día, me acerqué a ella y le pregunté:
—¿Por qué es que me gusta tanto este ícono?
Y ella me respondió:
—Mi amado hijo... Mientras te tuve en mi vientre, solía contemplarlo y orar ante él.
Cuando terminé mis estudios, mi mamá creía que, como cualquier hombre, me iría para fundar mi propio hogar. Sin embargo, cuando le conté lo que quería hacer con mi vida (es decir, elegir el camino del monasterio, N. del T.), me tomó la cabeza entre sus manos y, luego de bendecirme, me dijo::
—Oh, mi amado hijo... ¡Desde hace cuánto se lo he estado pidiendo a Dios...!
(Traducido de: Din învățăturile Părintelui Arsenie Boca, Tinerii, Familia și copiii născuți în lanțuri, Editura Credința Strămoșescă, 2009, p. 211)