Palabras de espiritualidad

No amar al mundo y sus cosas

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Por eso es que la Santa Escritura dice: “No améis al mundo”, porque eso que los hombres mundanos llaman “amor” es cualquier cosa, menos amor. En el vocabulario humano, la palabra “amor” significa “quiero tener”, “quiero poseer”, “quiero estar satisfecho”.

La Ortodoxia nos enseña que Dios no creó al hombre con placeres. Aunque en el hombre primordial no existían el placer y el dolor, sí había una cierta fuerza mental tendiente al placer, con la cual el hombre podía regocijarse con su Dios, pero terminó abusando de este deleite natural. Ese anhelo de la mente por Dios, el hombre lo desvió hacia sus sentidos.

Esto explica lo que nos dijo antes. ¡Qué frase tan emocionante de la Escritura: “No améis al mundo ni a sus cosas”!

—Este mandamiento, hijo mío, se refiere a muchas cosas. La primera de ellas es hacer volver al hombre del autodenominado “amor por el mundo”, porque, como bien has mencionado, el hombre dice que ama al mundo. Pero su amor es enfermizo, es falso. Por eso es que la Santa Escritura dice: “No améis al mundo”, porque eso que los hombres mundanos llaman “amor” es cualquier cosa, menos amor. En el vocabulario humano, la palabra “amor” significa “quiero tener”, “quiero poseer”, “quiero estar satisfecho”, “quiero deleitarme”, “quiero darme placer”, “quiero darme seguridad”, “quiero complacerme”. Pero “No améis al mundo” significa “no busquéis al mundo y sus cosas”, “no hagáis abuso del mundo”, “no pongáis las cosas al revés”. “No tengáis un amor mentiroso, impuro, desagradable, y un vínculo similar con el mundo”. “No tengáis un amor egoísta hacia los demás, insumiso y pecador en su relación con la belleza y el placer del mundo”. “No tengáis un amor mentiroso y apasionado por el mundo, porque ese amor falso denigra el valor de mundo, lo atormenta y lo destruye”.

(Arhimandritul Spiridonos LogothetisRăspunsuri la întrebări ale tinerilor – Ortodoxia și lumea, Traducere din limba greacă de Pr. Șerban Tica, Editura Sophia, București, 2012, p. 79)