¡No asistamos a la Liturgia por simple costumbre!
No concierne solamente a los sacerdotes el experimentar, en el corazón, los sufrimientos de Dios por un mundo entregado al pecado y a la muerte.
Dice San Pedro, sobre el sacerdocio real, que es posible realizarlo al participar de la Liturgia. Entonces, ¡que nos aterre asistir a la Liturgia por pura costumbre! Esforcémonos en vivir cada vez más profundamente lo que el mismo Cristo vivió durante la Última Cena, cuando fundó este enorme sacramento, la Eucaristía. De esta forma, la Liturgia será redentora, no sólo para nosotros mismos, sino también para todos los que participan de ella. No concierne solamente a los sacerdotes el experimentar, en el corazón, los sufrimientos de Dios por un mundo entregado al pecado y a la muerte.
(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Din Viață și din Duh, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2011, p. 40)