No hay motivos para no sentir esta alegría en el alma
¡Esta es la alegría que nadie podrá quitarnos jamás! ¡No temamos, pensando que algún día nos quedaremos huérfanos de dicha felicidad!
Ni la humanidad entera ni nosotros mismos, los cristianos, en dos mil años, hemos entendido por completo el sentido de estas palabras: “¡Alegraos!”. No son una simple fórmula de invitación o unas palabras pronunciadas al azar, sino que se trata de un imperativo, un mandamiento, un llamado a nuestro corazón y nuestra alma. ¡Alégrate de existir! ¡Alégrate por haber venido a este espacio tan diverso, tan lleno de cosas hermosas! ¡Aprende a ver en todo la obra de Dios! ¡Observa las flores sonriéndole al sol! ¡Siente el perfume de las flores! ¡Reconoce en los ojos de los niños el rostro de Dios Creador! ¡Deléitate con el gorjeo de las aves! ¡Regocíjate con la presencia y el auxilio de tus amigos! ¡No olvides que Alguien te ama y te espera cuando partas de esta vida!
¡Esta es la alegría que nadie podrá quitarnos jamás! ¡No temamos, pensando que algún día nos quedaremos huérfanos de dicha felicidad! ¡Jesús da, da y sigue dando! ¡Dios se dedica con esmero a Su creación! ¡Así lo ha hecho desde siempre!
(Traducido de: PS Calinic Argatu, episcop al Argeșului și Muscelului, Veșnicia de zi cu zi, Editura Curtea Veche, București, 2006, p. 19)