¡No nos apartemos del camino del amor de Dios!
Quien “siembre” en el Espíritu, del Espíritu cosechará la vida eterna.
Clamemos a Aquel que nos creó del polvo: “¡Vuelve, Señor, desde el Cielo, y apiádate de nosotros, porque no somos sino arcilla y Tú eres Quien nos creó!”. Tomemos el yugo de la bondad, asumamos la carga que es ligera, reconciliadora y llena de mansedumbre, esa que da descanso a las almas. Porque es el espejo puro de la gloria de Aquel que es Omnisciente, Quien nos transforma y nos purifica con el Espíritu de lo que no se corrompe.
Se dice que los más piadosos, aquellos que han sabido guardar con celo las santas disposiciones, esos serán santificados. ¿Pero a quién puede llamársele “piadoso”? De acuerdo a lo que está escrito, quien “siembre” en el Espíritu, del Espíritu cosechará la vida eterna. Caminemos la senda del amor de Dios, de la palabra verídica y del poder de Dios, imitando a los que son humildes y cerrando nuestros oídos a la insolencia, lejos de cualquier palabra que se oponga a Él.
(Traducido de: Sfântul Simeon Stâlpnicul din Muntele Minunat, Cuvinte ascetice, Editura Doxologia, Iași, 2013, p. 91