¡No nos compliquemos la vida!
La complejidad de la simpleza es lo que nos carcome a todos. Todos quisiéramos ser honrados cuando atravesamos complicaciones. Que los demás lo vieran. Sin embargo, la simpleza del hombre proviene de la naturaleza de su relación con Dios.
Intenten comportarse normalmente.
Es anormal, en verano, utilizar abrigo y gorra, porque somos jóvenes y nos vestimos más fácilmente. En el caso de los adultos mayores, es otra cosa. Yo, por ejemplo, siento que ya debo abrigarme mejor las piernas, porque se me enfrían. Me duele también un riñón.
La complejidad de la simpleza es lo que nos carcome a todos. Todos quisiéramos ser honrados cuando atravesamos complicaciones. Que los demás lo vieran. “¡Vean qué fácilmente puedo ser abordado!¡Véanme bien!”. Pero esto es idolatría, narcisismo.
Sin embargo, la simpleza del hombre proviene de la naturaleza de su relación con Dios. Cristo, Dios nuestro, viene en primer lugar como Uno que combate la idolatría. Por eso amamos a San Jorge y a los mártires, porque se han hecho hermanos de Cristo en esa lucha.
Pero lo más difícil es la idolatría de nuestra complejidad o de nuestra simpleza, a cualquier precio.
(Traducido de: Părintele Constantin Necula, Cum să ieșim din mediocritate, Editura Agnos, Sibiu, 2014, pp. 99-100)