Palabras de espiritualidad

¡No perdamos de vista el propósito de nuestro ayuno!

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Si, aun ayunando con el cuerpo, seguimos viviendo según los dictados de nuestras pasiones, estamos ensuciando la mejor parte de nosotros, es decir que mancillamos el lugar donde tendría que morar el Espíritu Santo.

Sabemos que el propósito de nuestras privaciones carnales es el de alcanzar, por medio del ayuno, la pureza del corazón. Sin embargo, todo esfuerzo será inútil si no somos capaces de llegar a nuestro objetivo, porque, si cuando ayunamos con el cuerpo, seguimos viviendo según los dictados de nuestras pasiones, estamos ensuciando la mejor parte de nosotros, es decir que mancillamos el lugar donde tendría que morar el Espíritu Santo, Cuya recámara, como bien sabemos, no es un cuerpo corrupto, sino un alma pura.

Así pues, humillando nuestro “yo” exterior con el ayuno, purifiquemos también, como dice el Apóstol, nuestro “yo” interior, para que sea capaz de recibir a Cristo, Quien, según el mismo Apóstol, mora en nuestros corazones, por medio de la fe.

(Traducido de: Cuviosul Bonifatie de la Teofania, Bucuria de a fi ortodox, Editura Sofia, București, 2011, p. 73)