Nadie puede avanzar a solas en el camino a la salvación, sino guiado por la mano invisible del Señor, por medio de los sacerdotes de la Iglesia, quienes son Sus servidores visibles. Porque dice: “El que os recibe a vosotros me recibe a Mí”. Luego, no puedes seguir el camino del Señor sin la orientación de un padre espiritual.

Una gran cantidad de tentaciones y ardides del maligno que no podemos ver, atacándolo por medio de cosas o personas —que sí se ven—, podrían sacar al discípulo del Señor del camino a la salvación y extraviarlo, si el padre espiritual no tuviera la destreza, el conocimiento y el poder que Dios le ha concedido, para disipar y destruir las artimañas del enemigo.

En consecuencia, entendamos que el discípulo, el creyente, tiene el deber de obedecer con amor a su padre espiritual, porque sin el don de este es imposible librarse de las aflicciones y alcanzar la salvación. 

(Traducido de: Ieromonahul Arsenie Boca, Cărarea Împărăției, ediție îngrijită de Pr. Prof. Simion Todoran și Monahia Zamfira Constantinescu, Editura Sfintei Episcopii Ortodoxe Române a Aradului, 1995, p. 34)