Palabras de espiritualidad

¡No tardemos ni un instante en llamar al Señor!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

El Señor le preguntó: “¿Por qué lloras?”. Y él respondió: “Porque los demonios se atreven a atacar al hombre y a atormentarlo”. El Señor le respondió: “Fuiste lento en llamarme. Porque, una vez clamaste a Mí, vine en el acto”.

Un día, un anciano monje buscó refugio en un antiguo templo pagano. Entonces, una multitud de demonios vino a atacarlo, diciéndole: “¡Vete de nuestra casa!”. Y el anciano respondió: “¡Ustedes son los que no tienen sitio aquí!”. Y los demonios, enfurecidos, empezaron a arrojar por todas partes los tallos de hinojo del monje. Pero, lleno de paciencia, este empezó a recogerlos uno por uno.

Finalmente, un demonio lo cogió de la mano e intentó arrastrarlo afuera del templo. Pero, cuando estaban por cruzar la puerta, el anciano se aferró con la otra mano al pilar de la entrada, y clamó: “¡Ayúdame, Jesús!”. Inmediatamente, aquel demonio desapareció junto con los demás que le acompañaban. Conmovido, el anciano empezó a llorar: El Señor le preguntó: “¿Por qué lloras?”. Y él respondió: “Porque los demonios se atreven a atacar al hombre y a atormentarlo”. El Señor le respondió: “Fuiste lento en llamarme. Porque, una vez clamaste a Mí, vine en el acto”. Por eso, necesitamos esforzarnos mucho. Porque, si no lo hacemos, no podremos tener a Dios con nosotros; no olvidemos quefue por nosotros que Él se hizo crucificar.

(Traducido de: Patericul, ediția a IV-a rev., Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2004, p. 89)