Palabras de espiritualidad

Nos falta amor, nos sobra envidia

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Tenemos que hacer lo posible por librarnos de esta inclinación, porque el amor verdadero no busca lo suyo, sino el bien del otro.

El Señor nos guía y gobierna desde el Reino de los Cielos. Pero nosotros no le creemos; no creemos que esté mal ser groseros, y por eso somos groseros; no creemos que esté mal enojarse, y nos enfurecemos; no creemos que esté mal envidiar, y envidiamos el bienestar de los demás. Hay incluso quienes se atreven a envidiar los dones espirituales que Dios ha dado a otros. Este es, en verdad, un pecado terrible, porque cada uno recibe de Dios solo aquello que sea capaz de cargar consigo.

Tristemente, la enfermedad de la envidia está muy extendida entre los hombres: de hecho, pervive en cada uno de nosotros. Nos envidiamos los unos a los otros. Siempre nos parece que a otros les va mejor; todos anhelamos algo más grande, algo mejor, y andamos constantemente buscando la forma de obtener un beneficio personal. Entonces, tenemos que hacer lo posible por librarnos de esta inclinación, porque el amor verdadero no busca lo suyo, sino el bien del otro. Esta es la comprensión que deberíamos hacer nuestra.

(Traducido de: Cum să biruim iubirea de arginți, Editura Sophia, București, 2013, p. 62)

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