Palabras de espiritualidad

Nuestra vida al amparo de la oración frecuente

  • Foto: Doxologia

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Sea que vengan tormentas, tentaciones, desaliento, malos pensamientos y cualquier otra cosa, la casa cuyos miembros han sido provistos de la cohesión y la fuerza de las oraciones frecuentes, jamás caerá.

Tenemos que asemejarnos a quienes construyen casas. Cuando tienen que levantar muros de ladrillo, tomando en cuenta la fragilidad que esta clase de material puede presentar, refuerzan el edificio con largas vigas de madera. Y no las colocan lejos unas de las otras, sino dejando una corta distancia entre ellas, para que esa proximidad asegure una buena cohesión entre los ladrillos.

Hagamos nosotros lo mismo. Reforcemos nuestras actividades cotidianas orando con frecuencia, porque esas plegarias cumplirán la misma labor que aquellas vigas de madera. Fortalezcamos nuestra vida con la armadura más poderosa. Entonces, sea que vengan tormentas, tentaciones, desaliento, malos pensamientos y cualquier otra cosa, la casa cuyos miembros han sido provistos de la cohesión y la fuerza de las oraciones frecuentes, jamás caerá.

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de AurCuvinte alese, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2002, p. 61)