Nuestra vocación, como cristianos, de hacernos luz para los demás
Cualquiera de nosotros puede ser una luz, si en su corazón arde la luz de la bondad, el amor y la humildad, si ama a todos los que le rodean, si se esmera en ayudar a todos, en la medida de sus posibilidades. Será como un cirio de Dios y su luz alumbrará ante todos, exaltando al Padre que está en los Cielos.
Con su bondad, con su consuelo, con su buena voluntad, con su misericordia, con su santo amor y con su honestidad, todos ustedes pueden y deben iluminar este mundo.
Una sencilla ancianita, aun sin tener grandes conocimientos académicos, puede ser una luz, si en su corazón arde la luz de la bondad, el amor y la humildad, si ama a todos los que le rodean, si se esmera en ayudar a todos, en la medida de sus posibilidades. Será como un cirio de Dios y su luz alumbrará ante todos, exaltando al Padre que está en los Cielos.
(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, Predici, Editura Sophia, București, 2010, p. 324)