Nuestro llamado a irradiar paz y alegría
Seamos, pues, hombres que dan paz, hombres que irradian alegría, que llevan consuelo a su alrededor, que llenan todo de serenidad, que confortan a sus semejantes.
Fortalezcámonos en el bien, para poder dar alegría a los demás, para darles paz.
Me gusta mucho lo que el Santo Apóstol Pablo escribió en su Carta a Filemón: “Me he sentido reconfortado por tu amor, viendo cómo tú, querido hermano, aliviabas las necesidades de los santos” (Filemón 1, 7); y después: “Tranquiliza mi corazón en Cristo” (Filemón 1, 20). Seamos, pues, hombres que dan paz, hombres que irradian alegría, que llevan consuelo a su alrededor, que llenan todo de serenidad, que confortan a sus semejantes.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, p. 100)