Palabras de espiritualidad

Nuestros planes y la voluntad de Dios

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Es bueno que el hombre evite pedirle a Dios que le revele Su voluntad mediante señales visibles, como lo hacen muchos, porque es posible que el demonio, debido a esa arrogancia nuestra, nos engañe con señales falsas y embaucadoras.

Nuestros planes y decisiones se basan en nuestros juicios y conclusiones, porque percibimos únicamente lo que nos permite nuestro campo visual. Sin embargo, Dios, Quien siempre cuida de Su creación, nunca decide erradamente algo, sino que cambia la forma de obrar de las cosas e incluso de las personas, para que ocurra siempre lo más beneficioso. Conocer la voluntad divina depende de nuestro nivel de perseverancia al buscarla, de la renuncia a nuestra propia voluntad, que es pecadora, imperfecta y parcial, y del consejo de la Iglesia: “Interroga a tu padre, que te cuente, a tus ancianos, que te hablen” (Deuteronomio 32, 7).

La conciencia limpia y la decisión de permanecer firme en lo que hemos decidido y en lo que le hemos prometido a Dios —ya que “nada queda oculto a Aquel que escruta corazones y entrañas (Salmos 7, 9)—, nos da confianza en la voluntad de Dios, y en ambas situaciones desciende sobre nosotros la misericordia divina.

De igual forma, la presencia y la acción del temor de Dios, la compasión y la caridad, es algo que le agrada mucho a Él, Quien no oculta Su voluntad a quienes ponen en práctica el amor al prójimo, que también es atributo Suyo. Es bueno que el hombre evite pedirle a Dios que le revele Su voluntad mediante señales visibles, como lo hacen muchos, porque es posible que el demonio, debido a esa arrogancia nuestra, nos engañe con señales falsas y embaucadoras.

(Traducido de: Gheronda Iosif Vatopedinul ,Dialoguri la Athos, Editura Doxologia, p. 99-100)