¡Ora, para volver a encontrar la alegría de vivir!
Ora siempre con fervor, porque no sabes cuándo vendrá Él a pedirte tu alma.
¡Qué gran cosa es renunciar a pecar! Y quienes se sientan llenos de pecados, que no pierdan la esperanza, sino que oren, llorando por sus pecados, para volver a ser felices. Es bueno que los cristianos oren sin cesar, como dicen el Señor y el Apóstol: “¡Orad incesantemente!”, es decir, día y noche, y en todo momento.
Ora no solamente cuando entres a la iglesia, sino también en todo momento: al trabajar, al descansar, antes de dormir, al viajar, al comer o cuando simplemente te sientes a descansar, que no cese tu oración. Ora siempre con fervor, porque no sabes cuándo vendrá Él a pedirte tu alma.
(Traducido de: Protosinghelul Nicodim Măndiță, Învățături despre rugăciune, Editura Agapis, București, 2008, p. 55)