¡Oh Dios, sálvame, por Tu nombre! ¡Por Tu poder, hazme justicia! ¡Oh Dios, escucha mi oración, atiende a las palabras de mi boca! Atiéndeme, respóndeme, en mi queja me agito y me siento abatido. Mi corazón se ha turbado y el temor a la muerte ha caído sobre mí. El miedo y el estremecimiento me llenan y la oscuridad me ha cubierto. Señor y Dios de mi salvación, día y noche clamo ante Ti. Que mi oración se eleve hacia Ti, porque mi alma se ha llenado de turbación y mi vida se acerca al abismo. ¡Apiádate de mí, Señor, porque soy débil! Sáname, porque mi alma está muy consternada. Estoy agotado de tanto gemir: cada noche empapo mi lecho con llanto, inundo de lágrimas mi cama. ¿Por qué estás triste, alma mía, por qué me acongojas? Confiaré en Dios y ante Él me confesaré, porque es mi salvación y mi Dios