Palabras de espiritualidad

Para enseñarles a nuestros hijos a ser valientes

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

La valentía constituye el fundamento de cualquier virtud: imaginémonos la castidad sin valentía, o el amor, o la caridad...

El mundo pretende mostrar a los niños una nueva clase de héroe: ídolos que no sienten miedo a nada, ni al dolor, ni a Dios, pero que, a la vez, no sienten miedo de provocar dolor a otros, que no le temen a matar y destruir multitudes enteras en el nombre de su propia “justicia”. El héroe no perdona, sino que siempre se venga. Esta es su “justicia”.

Y en verdad no le teme a nada... le falta el maravilloso temor de Dios, y a la vez le falta valentía. Aquel que no siente miedo, no es capaz de poner la otra mejilla, porque el mundo podría creer que es un débil. No puede perdonar, porque el mundo creería que es un cobarde. Sin embargo, ofrecer la otra mejilla y perdonar son cosas que puede hacer solamente alguien que está lleno de valor.

Así pues, la ausencia de temor en el héroe mundano es esclavitud y cobardía. Desde luego, esa falta de temor es más fácil de demostrar ante los débiles y desamparados, en tanto que a la valentía se llega solamente por medio del esfuerzo espiritual, representado lo que podríamos llamar “dignidad humana”. Para ser tú mismo en todas las circunstancias de la vida, hace falta no poca valentía.

La valentía constituye el fundamento de cualquier virtud: imaginémonos la castidad sin valentía, o el amor, o la caridad... Esto es precisamente lo que hallamos en nuestros hijos. En ellos hay latentes muchas virtudes (que faltan, a menudo, en los niños de las familias que no creen en Dios), sin embargo les falta el coraje, y por eso es que sus virtudes se debilitan rápidamente. En cambio, sí que carecen de temor: no les da miedo el pecado.

Así pues, en primer lugar debemos explicar a los niños la diferencia espiritual entre los distintos sentidos de las palabras (...), y en segundo lugar enseñarles, con la ayuda del anciano Doroteo y de nuestro propio ejemplo, la valentía y el temor de Dios, que en esencia es amor, y el amor, como dice el Apóstol, aleja todo miedo.

(Traducido de: Educarea copilului: sfaturi ale duhovnicilor şi psihologilor ortodocşi, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, Bucureşti, 2013, pp. 57-58)