Palabras de espiritualidad

Para evitar caer en las trampas de esta vida

    • Foto: Victor Larie

      Foto: Victor Larie

Para que el hombre no sufra lo mismo que los ciegos que son guiados por otros ciegos, necesita ser instruido y orientado en el conocimiento del mundo por parte de la Santa Escritura y los Santos Padres de la Iglesia.

El mundo es hermoso: la naturaleza, las aves, los animales, las personas, las flores, los aromas, los colores, las formas, las luces, los ornamentos, las bebidas, la ropa, el dinero, las fiestas, los bailes, el amor, los viajes, los lugares inolvidables, los banquetes, los días festivos, las ciencias, las amistades, los conocimientos, las cosas que nos dan honra, los placeres, etc. Todo esto conforma un mundo bello, con una gran cantidad de cosas maravillosas. ¡Pero hay que estar muy atentos! Porque la cercanía con todas esas cosas podría perjudicarnos. Debajo de todo eso podría esconderse más de alguna trampa, alguna fosa profunda, catástrofes, muerte. ¡Hay que estar muy atentos!

Muchos se han lanzado a conocer el mundo sin saber cómo proceder, cómo acercarse a él, cómo eludir sus trampas. Han partido solos, especialmente en sus años de juventud, con una actitud pueril, sin temor alguno y llenos de un coraje que es fruto de la ignorancia de los peligros mencionados. Solos, sin una guía segura y sin auxilio, o siguiendo a algún ciego en lo espiritual, de la misma edad que ellos o más grande… y por eso han terminado sufriendo lo mismo que los animales salvajes; han caído en alguna trampa o en alguna fosa.

Veamos lo que dice el Señor, al respecto de la pasión que sufren aquellos que se aventuran a conocer el mundo siguiendo a un ciego espiritual, o a algún embaucador de esos que abundan por todas partes: “Dejadlos. Son ciegos, guías de ciegos; y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el foso” (Mateo 15, 14).

Luego, para que el hombre —joven o viejo— no sufra lo mismo que las fieras salvajes que se dejan conducir solamente por sus propios instintos, para que no sufra lo mismo que los ciegos que son guiados por otros ciegos, necesita ser instruido y orientado en el conocimiento del mundo por parte de la Santa Escritura y los Santos Padres de la Iglesia. porque son las fuentes de certeza y seguridad que necesitamos, y porque solamente la Escritura y los Santos Padres son dignos de confianza.

(Traducido de: Arhimandritul Spiridonos LogothetisRăspunsuri la întrebări ale tinerilor – Ortodoxia și lumea, traducere din limba greacă de Părintele Șerban Tica, Editura Sophia, București, 2012, pp. 27-28)