Para evitar los extremos en la práctica del ayuno
La mesura y el camino del medio son siempre lo mejor para el progreso espiritual.
La esencia y la fuerza de la templanza no consisten en dejar de consumir alimentos, sino en expulsar del corazón cualquier atisbo de maldad y otras cosas que se le parezcan. Este es el verdadero ayuno, esto es lo que más nos pide Dios.
El ayuno es encomiable y necesario en su momento y lugar: es mejor procurar el uso moderado de alimentos y bebidas, evitando los excesos, cuyo signo es la pesadez, y, por otra parte, tampoco se trata de refrenarnos excesivamente. Ambos extremos son dañinos. Entonces, la mesura y el camino del medio son siempre lo mejor para el progreso espiritual.
(Traducido de: Ne vorbesc Stareții de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, 2007, p. 157)