La Iglesia es el cuerpo místico de Cristo. No puedes ser un cristiano universal, sino por medio de la Ortodoxia. En la elección, experiencia y profundidad de una estructura, debemos necesariamente tomar en cuenta algunos datos reales del problema que nos ocupa. Es un error abandonar una estructura espiritual poderosa como la Ortodoxia, tan plena, tan auténtica, tan universal, que te ofrece la realización del hombre interior. Lo contrario —lo digo con tristeza— podría llamarse una falsa experiencia exterior. No es casualidad que seamos ortodoxos, y no romano-católicos. Desde luego, se trata de comprometernos seriamente en este camino esencial histórico, que es la gran Verdad: la Ortodoxia. San Siluano de Athos pertenece enteramente a la Iglesia Ortodoxia. Él escribía, después de que otro monje llegara a la conclusión de que todos los herejes morirán: “Eso no lo sé, pero yo no confío más que en la Iglesia Ortodoxa. En ella se encuentra el gozo de la salvación, que se alcanza por la humildad de Cristo.”

(Traducido de: Părintele Arsenie Papacioc, Singur Ortodoxia, Editura Vicovia, p. 89)