Para mantener vivas nuestras esperanzas de salvación
Para decirlo con palabras simples, hagamos todo en el temor de Dios y recordando el juicio que tendremos que pasar ante Cristo.
Sigamos siendo dóciles y mantengamos la paz ante todo lo que nos ocurra sin nuestra voluntad, mostrándonos generosos con los pobres, hospitalarios con los extraños, siempre preparados para ayudar, de acuerdo a nuestras posibilidades, a quienes nos necesiten.
Compartiendo la misma alma y el mismo pensamiento con nuestros amigos, permaneciendo cerca de nuestros conocidos, al alcance siempre de los más humildes, sufriendo con amor al lado de los enfermos, soportando a los iracundos, perdonando a quienes nos ofenden, consolando a los que están tristes.
Y, para decirlo con palabras simples, hagamos todo en el temor de Dios y recordando el juicio que tendremos que pasar ante Cristo.
Porque si no cumplimos con lo enumerado, no tendremos ninguna esperanza de salvación.
(Traducido de: Sfântul Maxim Mărturisitorul, Epistole, Partea întâi, Ep. 4, în PSB, vol. 81, p. 45)