Para respetar el sentido de las candelas en la celebración de la Divina Liturgia
La candela tiene su propio significado. Una cosa es que ardan y se consuman en el lugar que cada iglesia tiene dispuesto para que los fieles oren mientras encienden sus veladoras y candelas, y otra cosa son las candelas de la Santa Mesa.
Debo reconocer que un día me sentí un poco perturbado aquí, en la iglesia de ustedes. Vi que las candelas del Santo Altar ardían cuando se habían consumido casi por completo, sin que nadie las cambiara. Yo no dejaría que se consumieran tanto ni siquiera las candelas que están frente al iconostasio. Para mí, eso es una señal de desprecio.
Padre, algunos dicen que debemos dejar que la candela arda hasta abajo, casi por completo...
—Sí, “hasta abajo”, pero ¿hasta dónde? La candela tiene su propio significado. Una cosa es que ardan y se consuman en el lugar que cada iglesia tiene dispuesto para que los fieles oren mientras encienden sus veladoras y candelas, y otra cosa son las candelas de la Santa Mesa o del Santo Proskomediario. No hay que dejar que se consuman más de la mitad en el Altar. Eso es despreciar la importancia del Santo Altar. Incluso las candelas del candelabro principal, aunque suelen durar para toda la Liturgia, es necesario cambiarlas según consumiéndose. En el caso de la Divina Liturgia, en la Pequeña Entrada y la Gran Entrada, siempre utilizamos candelas grandes, porque representan a San Juan el Precursor. Sé que hay lugares donde apagan las candelas para ahorrar un poco. Pero no entienden que Dios les enviará grandes bendiciones, cuando sea grande su devoción por Él.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovniceşti II Trezire duhovnicească, Editura Evanghelismos, Bucureşti, p. 160)