Para todo el que quiera salvarse
Dios no se limita a un solo lugar, como dice David: “Bendecid al Señor todas Sus obras, en todos los lugares de su dominio. ¡Bendice, alma mía, al Señor” (Salmos 102, 22).
‟Es necesario que el obispo sea intachable, casado una sola vez, sobrio, prudente, de porte educado, hospitalario, capaz de enseñar; no debe emborracharse, ni ser amigo de peleas; debe ser ecuánime, pacífico y desinteresado; que sepa gobernar bien su propia casa y hacer que sus hijos sean obedientes y respetuosos; porque si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios?” (I Timoteo 3, 2-5)
Luego, si esto se pide de un obispo, ¿qué no se espera de cada uno de nosotros? Porque si te dedicas todo el día a trabajar en el campo, y esta labor, o tu pobreza, o cualquier otra actividad humana te impide dedicar un tiempo para orar a Dios, no te entristezcas, mejor haz bien tus tareas, esperando que Dios recompense tu esfuerzo. Recuerda que aún cuentas con las horas de la noche, que son las mismas que las del día. Así, repártelas como te parezca mejor, dedicando unas al descanso del cuerpo y las demás a servirle a Dios. Porque Dios no se limita a un solo lugar, como dice David: “Bendecid al Señor todas Sus obras, en todos los lugares de su dominio. ¡Bendice, alma mía, al Señor” (Salmos 102, 22). Y aunque alguien te odie por esto, no te enfades: tú haz correctamente lo que se te ha confiado hacer.
(Traducido de: IPS Pimen, Arhiepiscop al Sucevei și Rădăuților, Din cuvintele duhovnicești ale Sfinților Părinți, Editura Arhiepiscopiei Sucevei si Radautilor, Suceava, 2003, p. 79)