«Me preguntas si está permitido orar por quienes han cometido suicidio. La Iglesia no nos da permiso, pero ¿cómo pueden orar los hijos e hijas (de quien comete suicido)? Personalmente, diría que algunas veces sí podríamos orar por ellos, en nuestras oraciones particulares hechas en casa. Pero, ojo, que esto también podría hacer aparecer la tentación de creernos más piadosos que la Iglesia y que Dios Mismo. Por eso, lo mejor es limitarnos a sentir pesar por ellos, dejando lo demás a la infinita misericordia de Dios... El argumento de que podemos orar por quienes fueron dignos de ser sepultados de acuerdo a las disposiciones de la Iglesia, se fundamenta en la idea de que quienes permitieron esos funerales consideraron que el difunto no se quitó la vida de forma consciente».

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Sfaturi înţelepte, Editura Egumeniţa, Galaţi, p. 31)