¿Por qué ayunamos? El alma se alimenta de los Cielos, y el cuerpo de la tierra
Dios nos dejó el ayuno para que recordáramos el Cielo que hay en nosotros, dentro de este cascarón terrenal de carne.
¿Para qué nos fue dispuesto el ayuno? Creo que para recordarnos mejor de dónde venimos. Para recordarnos que no sólo somos fruto de la tierra, sino también de los Cielos. Sobre todo, de los Cielos. Para recordarnos que somos un linaje elegido y que nuestro Padre es el mismísimo Rey de los Cielos y la tierra.
¿Sabes tú, hijo mio, por qué nuestra Madre, la Iglesia, establece el ayuno? Indudablemente, para recordarnos que, si bien fuimos hechos de la tierra, no fue ella quien nos creó, porque también ella fue creada por Alguien. Para que recordáramos el Cielo que hay en nosotros, dentro de este cascarón terrenal de carne. Y para que supiéramos diferenciar en nosotros: lo celestial, de lo terrenal; lo eterno, de lo efímero; lo infinito, de lo finito; y el viajero. de la carreta que lo transporta.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Inima în Marele Post, Editura Predania, București, 2010, p. 17)