Algunas veces, Dios nos sostiene de forma tangible con Su Gracia, pero, debido a nuestra negligencia y descuido ante tales manifestaciones gratíficas, ese don nos termina abandonando, porque nuestro Señor Mismo dijo que no es bueno echar perlas delante de los cerdos... Humildemente debemos confesar que eso es lo que somos, y por nuestra humildad recibiremos de parte Suya el auxilio que necesitamos en la inmundicia de nuestras faltas.

(Traducido de: Sfântul Iosif de la Optina, Filocalia de la Optina, Editura Egumeniţa, Galaţi, 2009, p. 27)