Palabras de espiritualidad

¿Por qué se terminan las amistades, aparentemente sin motivo?

    • Foto: Benedict Both

      Foto: Benedict Both

Muchas personas tienen lazos de amistad a partir de problemas mundanos. Pero esto es precisamente lo que suele llevar a la enemistad. Y el vínculo entre quienes se hallan unidos por razones tan faltas de importancia, no es uno acogedor, ni continuo, sino que inmediatamente se rompe en cuanto aparece algún malentendido, algún desacuerdo en cuestiones de dinero, envidia, un falso cariño y cualquier cosa semejante.

A día de hoy podemos observar cuáles son las razones que llevan a las personas a crear lazos de amistad. Uno ama porque es amado, otro porque es honrado, otro porque fue ayudado en algún problema mundano, otro por algún motivo semejante... Pero encontrar a alguien que ame a su semejante, en verdad y en el nombre de Cristo, así como es debido, es muy difícil. Porque la mayoría de personas crea relaciones de amistad a partir de motivos mundanos. (Homilía VI sobre el Evangelio de San Mateo)

Si analizamos detenidamente las cosas, hallaremos que muchas veces las personas se unen, no en el amor, sino sólo en la amistad. Y si pudiera estudiar esta situación en una multitud de individuos, podría demostrar que la mayoría tienen lazos de amistad a partir de problemas mundanos. Pero esto es precisamente lo que suele llevar a la enemistad. Y el vínculo entre quienes se hallan unidos por razones tan faltas de importancia, no es uno acogedor, ni continuo, sino que inmediatamente se rompe en cuanto aparece algún malentendido, algún desacuerdo en cuestiones de dinero, envidia, un falso cariño y cualquier cosa semejante. Porque no tiene ninguna raíz espiritual. Mientras haya una raíz espiritual, ningún asunto del mundo podrá destruir eso que es del alma. Porque el amor que tiene en su centro a Cristo, es estable, permanente y puro, no existiendo nada que pueda destruirlo. Ni las murmuraciones, ni las aflicciones, ni la muerte, ni nada semejante. Aún más, el que ama así, aunque sufra inmensas maldades, no romperá ese vínculo, porque se fundamenta en este real cimiento del amor. Porque el que ama porque es amado, cuando enfrente algo desagradable, terminará con ese amor, mientras que el que cimienta su vínculo en el amor de Cristo, nunca dará por terminada esa relación. Por eso es que Pablo decía, “El amor no muere nunca” (I Corintios). (Homilía VI sobre el Evangelio de San Mateo).

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Texte alese, volumul I, traducere de Preot Ioan Andrei Târlescu, ediție îngrijită de Ieromonah Porfirie Nichita, Editura Bunavestire, Bacău, 2012, pp. 28-30)