Por qué tenemos que borrar el registro de las ofensas que hemos sufrido
Lo importante es olvidar todo el mal que los demás nos hayan hecho. Es como arrojar un viejo libro de contabilidad al fuego, hasta verlo desaparecer.
¿Qué es el rencor, padre? ¿Es recordar el mal que alguien nos hizo, o sentir algo malo hacia quien nos ofendió?
—Cuando te acuerdas del mal que te hicieron y te entristeces cuando quien te hizo el mal tiene algún logro o vive bien, o cuando te alegras viendo que esa persona tiene algún problema, es que en tu interior hay rencor. Si, por el contrario, a pesar de que alguien te hizo el mal, tú te alegras viendo que está bien, es que no hay ni un atisbo de rencor en tu interior. Estos son los criterios según los cuales te puedes examinar a ti mismo, en lo que respecta al rencor. En todo caso, lo importante es olvidar todo el mal que los demás nos hayan hecho. Es como arrojar un viejo libro de contabilidad al fuego, hasta verlo desaparecer.
En 1944, los partisanos vinieron a nuestra aldea. Estábamos en invierno y afuera había mucho frío. Al verlos pasar frente a nuestra casa, pensé: “¿Será que tienen algo que comer? ¿Y si tienen hambre? Les daré un poco de pan”. Cuando se los llevé, me tomaron por espía, aunque a mí en ningún momento me pasó por la cabeza el pensamiento de que, en las montañas, esos mismos soldados estaban atacando a mis hermanos. Pero ¿qué fue lo que dijo Cristo? “Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen” (Mateo 5, 44).
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Patimi și virtuți, Editura Evanghelismos, București, 2007, p. 223)