Los Santos Padres dicen que debemos enseñar a nuestros hijos sólo lo que es bueno, porque lo malo lo aprenderán ellos solos... Si las historias que les relatamos son buenas, si tienen una moraleja útil, entonces son apropiadas para ellos. En lo que respecta a asistir al teatro, es difícil que, siendo pequeños, entiendan lo que ahí se representa. Sin embargo, para los cristianos la iglesia debe ser más importante que el teatro. (...) Si las funciones de teatro carecen de una enseñanza cristiana, es mejor evitarlas. Recordemos que nuestros ojos y oídos son ventanas por las que entra el espíritu de este mundo, tan perverso y lleno de pecado. Y luego es muy difícil sacarlo. Cuando el hombre empieza a orar, el demonio le recuerda eso (desagradable) que ha visto en el teatro o en el televisor, o lo que ha escuchado (igualmente, desagradable) en la calle.

Debemos educar a nuestros hijos, de tal forma que entiendan que no llevamos a hombros un cesto para llenarlo con todos los desechos que encontremos en el camino. No toda literatura es útil, sino sólo esa que construye y es de beneficio para el alma.

(Traducido de. Ambrozie Iurasov, Îndrumar creştin pentru vremurile de azi, volumul I, Editura Sophia, Bucureşti, 2008, pp. 181-182)