Palabras de espiritualidad

¡Qué don tan grande, el tener a alguien junto a tí!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

¿Acaso mientras somos todos compañeros de viaje, nos odiamos unos a otros?

¡Es un don enorme el que tengas a alguien a tu lado!

Dice San Macario que las almas de los que están en el infierno experimentan una alegría indescriptible cuando consiguen verse entre ellas. Porque,

“¡Cada vez que te apiades de esos que están en el tormento y ores por ellos, les estarás ofreciendo al menos un poco de consuelo!”.

Le preguntaron otra vez al anciano Macario,

“¿Cuál consuelo y cuál tormento?”

Y éste respondió,

“Así como el cielo está lejos de la tierra, así hay fuego debajo de los que están en el infierno, ya que de los pies a la cabeza están en medio de las llamas y es imposible que puedan verse a la cara, porque el rostro de cada uno está pegado a la espalda del otro. Entonces, cuando oras por ellos, ¡de lejos consiguen distinguir el rostro del otro! ¡Tal es su consuelo!”. ¿Has visto qué alegría tan grande?”

¿Acaso mientras somos todos compañeros de viaje, nos odiamos unos a otros? ¿Acaso tienes en tu morral algo de comida, sabiendo que el otro no tiene nada, y tú no te le acercas para darle un poco de tu alimento? ¿Le das acaso una serpiente? ¿Le das un poco de maldad? ¿Se dan cuenta, entonces de cuánto nos equivocamos frente a Dios, porque no apreciamos el simple hecho que no estamos solos? ¡Entonces, hablen bien unos de otros!

Decía —y estoy fuertemente convencido de lo que digo— que el infierno está lleno de esos que hablan mal de los otros. No sólo hablan mal de los demás, sino que, encima, se justifican; “¿Qué, acaso sólo yo lo hago?”, “¿Acaso no tengo razón?”. ¡No! ¡No tienes razón! Y a tí, ¿para qué te interesa lo que diga el otro? ¡Puede que sea el mismísimo maligno el que esté hablando a través de él!

(Traducido de: Ne vorbește Părintele Arsenie, ed. a 2-a, vol. 2, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2010, p. 123)

 

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