Palabras de espiritualidad

Que el problema de mi hermano sea también el mío

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

El cristiano se salvará solamente si pone en práctica los mandamientos de Dios, y no llenándose de preocupaciones teóricas sobre las cosas divinas.

Apotegmas de San Paisos el Hagiorita

- Dios permite las tentaciones, para sacudirnos del polvo y purificar nuestra alma por medio de las aflicciones y las lágrimas, para que acudamos a Él, buscando nuestra salvación.

- Los cánones, cuando son aplicados sin discernimiento, se vuelven como verdaderas balas de cañón [1].

- El afecto y el amor de los padres son elementos necesarios para el equilibrio espiritual de los niños. Actualmente, los padres han perdido todo amor e interés por sus propios hijos. Les dan dinero y con esto les provocan un daño terrible. Les compran motocicletas y estos terminan matando gente inocente. Los hijos no necesitan de esta clase de “amor”.

- Quien haya recibido la Gracia de Dios, recibirá aún más. Y a aquel que tenga un poco de esa Gracia, pero la desprecia, se le quitará. Es difícil encontrar esa Gracia en los hombres de hoy, porque han renunciado a la poca que tenían. Y, cuando se va la Gracia, toda clase de demonios empiezan a atacar el alma.

- Si la esposa ora mientras realiza sus tareas domésticas, estará santificando todo, incluso la comida que prepare y a quien guste de ella.

- Tristemente, en nuestros días se han multiplicado los libros y las palabras, minimizándose el valor de la experiencia, porque las personas se hallan inmersas en el espíritu del mundo y buscan todo tipo de comodidades, con tal de evitar el esfuerzo. Es decir, muchos se contentan con leer, sin aplicar lo que leen. Admiramos enormemente a los santos de nuestra Iglesia, sin entender ni buscar imitar sus trabajos y sacrificios, porque queremos evitar todo esfuerzo. Por eso nos resulta tan difícil entenderlos, no digamos amarlos y luchar por hacer lo mismo, por amor a ellos.

- Cuando alguien le teme a la muerte, esta empieza a acecharlo.

- Cuando me enmiendo, se enmienda también una parte de la Iglesia, mientras podamos entendernos entre nosotros. Uno es el Espíritu Santo. Pero actualmente los hombres han dejado de entenderse.

- Nos parecemos a las ortigas. De lejos, estas parecen verdes, refrescantes y agradables. Pero una vez te acercas a ellas y las tocas, te das cuenta de su fealdad y sientes el escozor que te producen al tacto.

- Actualmente, buscamos la forma de santificarnos con el mínimo esfuerzo. Nos hemos alejado de la tradición. Hemos dejado de fijarnos en el primero de la arena, para quedarnos con los últimos.

- En cada uno de nuestros razonamientos pongamos un signo de interrogación. No sabemos qué podría ocurrir.

- Cuando el hombre muere en contrición y parte hacia el Cielo, es como si se subiera a un autobús y los perros de afuera (los demonios, en los “peajes del espíritu”) ladran y corren tras él, pero no consiguen perturbarle ni entorpecer su camino.

- Sea que oremos por nosotros mismos o por los demás, nuestra oración debe partir del corazón. Que el problema de mi hermano sea también el mío. Debemos prepararnos, pues, antes de orar. Leamos un fragmento del Evangelio o del Paterikón, y sólo después empecemos a rezar. Es necesario hacer un esfuerzo para que la mente se mueva en el espacio espiritual. La meditación es como un caramelo que Dios nos da, para llevarnos a cosas más espirituales. La meditación es como un “calentamiento” para el alma.

- Vivamos en una atmósfera de continua glorificación y agradecimiento a Dios. La ingratitud es un pecado muy grande.

- Sé que el ángel custodio que tiene cada uno nos protege y nos conduce. Cuando oramos por alguien, nuestro ángel puede ir a ayudarle inmediatamente y proteger a esa persona.

- Debemos luchar nosotros también. ¿Han visto cómo los ciclistas pedalean con energía, sin voltear atrás? El último avanza viendo al primero. ¡Tanto esfuezo, para obtener un simple y hueco trofeo!

- El cristiano se salvará solamente si pone en práctica los mandamientos de Dios, y no llenándose de preocupaciones teóricas sobre las cosas divinas.

- Cuando una persona o un grupo de personas tiene espíritu de lucha, es algo que ayuda mucho. ¿Por qué? Porque cuando una persona progresa espiritualmente, no sólo ella obtiene provecho, sino que también ayuda a quienes puede ver a su alrededor.

- En la vida espiritual nadie pondrá como ejemplo a personas mundanas, sino a los santos...

- Actualmente, cuando hay tantos peligros acechando al hombre, Dios lo cuida, tal como la mamá cuida a su hijo cuando éste empieza a caminar. Hoy nos ayudan mucho más Cristo, la Santísima Virgen y los santos... pero nosotros no lo entendemos. ¿En dónde estaría el mundo, si ellos no nos ayudaran? 

- Mientras más se alejan los hombres de la vida natural y simple, para llenarse de lujos, más crece también su intranquilidad. Y, mientras más crece el “protocolo” del mundo, más se pierde la simplicidad, la alegría y la sonrisa natural.

- Aquel que se cansa ayudando a su hermano, por amor, encuentra descanso en ese cansancio. En cambio, aquel que se ama a sí mismo y holgazanea, se cansa aún sin hacer nada.

- Hay muchos que tienen de todo... incluso una tristeza profunda, porque les falta Cristo.

Fuente: http://www.agiosgeorgioshaidarioy.gr/paisiossymboyles.html

[1] Juego de palabras en griego, imposible de traducir en su sentido original. Κανόνες, cánones, y κανόνια, balas de cañón.