La palabra griega prosforon significa “sacrificio”, “ofrenda” u “oblación”.

El prosforon está hecho de pan leudado, mezclado con sal y agua. El Liturgikón menciona algunos requisitos de calidad, en lo que respecta al prosforon: debe ser preparado con harina pura de trigo, no muy vieja ni modificada; que en su preparación se utilice agua pura natural; además, que se ponga la cantidad adecuada de sal, lo mismo que la levadura; finalmente, que se hornee correctamente, sin dejar que se tueste, y que conserve un sabor natural.

El prosforon puede tener diversas formas. La más conocida es la forma circular, sobre la cual se aplica un sello especial, para grabar las iniciales IC.XC. NI.KA, dispuestas en forma de cuadrado. Esas iniciales significan: “Jesucristo vence”. Esta forma simboliza la divinidad sin inicio ni final, y la redondez de la tierra. Otras formas del prosforon pueden ser: con tres aristas, representando a la Santa Trinidad; con cuatro aristas, en forma de cruz, con cinco aristas, recordando los cinco panes multiplicados por nuestro Señor en el desierto.

El prosforon con forma de cruz, muy común en las zonas rurales de Rumanía, es recomendado por San Simeón de Tesalónica, porque “también Dios se hizo perfectamente un hombre como nosotros, formado por el alma y los cuatro elementos, porque también el mundo está hecho a partir de ellos, y esta Palabra de Dios es el Cuerpo que Cristo asumió”.

El prosforon debe ser preparado por una persona que lleve una vida pura, es decir, con mucha oración, ayuno y caridad.