¡Qué gran poder tiene la humildad!
“Esas setenta semanas de ayuno no llegaron hasta Dios, pero cuando te hiciste humilde y decidiste ir a buscar a tu hermano para que te aconsejara, el Señor me envió para darte la respuesta que buscabas”.
Relataba un monje, cómo, un día, un stárets decidió ayunar severamente, comiendo solamente una vez a la semana, hasta que Dios le revelara la interpretación de un texto de la Escritura. Cuando llevaba ya setenta semanas ayunando así, y viendo que Dios no escuchaba su súplica, pensó: “Después de tanto sacrificio, no he logrado nada. Mejor iré a buscar al padre R. y le preguntaré a él”. Cuando estaba cerrando la puerta de su celda, se le apareció un ángel, quien le dijo: “Esas setenta semanas de ayuno no llegaron hasta Dios, pero cuando te hiciste humilde y decidiste ir a buscar a tu hermano para que te aconsejara, el Señor me envió para darte la respuesta que buscabas”. Y después de explicarle aquel pasaje bíblico, el ángel desapareció.
(Traducido de: Everghetinosul, vol. 1-2, traducere de Ștefan Voronca, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 90)