¿Qué hacer cuando nuestro hijo ha tomado un camino errado?
Háblenle del bien y con el bien, pero no lo presionen. Al contrario, demuéstrenle cuánto les hace sufrir el que haya tomado semejante rumbo.
En lo que respecta a tu hijo, de quien me escribes, creo que la severidad no hará sino empeorar la situación. Háblale del bien y con el bien, pero no lo presiones. Al contrario, demuéstrale cuánto te hace sufrir el que haya tomado semejante camino. Ni tu alegría ni tu tristeza pasarán desapercibidas. Haz lo que te corresponde y luego confíale tu hijo a Dios.
Tu esfuerzo obtendrá mejores resultados, además, si lo acompañas de la oración. Si sufres por las fechorías de tu hijo y lo presionas para que cambie, no obtienes ningún resultado. Lo que sucede es que está siendo presa de los ataques del maligno, a quien debe pagarle tributo...
Esfuérzate en no rechazar a tu propio hijo, como dije antes, para que “no se suelte de la estaca” y no huya de su propia familia. Si esto ocurriera — y debido a su egoísmo—, no querrá acercarse más al hogar y lo habrás perdido completamente. Luego, ora mucho, que yo también lo haré, para que Dios ayude a tu hijo y a todos los jóvenes de este mundo.
(Traducido de: Cum să educăm ortodox copilul: 300 de sfaturi înțelepte pentru părinți de la sfinți și mari duhovnici, trad. de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2011, pp. 118-119)