Palabras de espiritualidad

Rebélate, en primer lugar, en contra de tus propias maldades

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Ningún diploma, amigo, ningún título te llevará a obtener ese derecho. Al contrario, es absolutamente necesario el análisis interior ante Dios y ante tu propia conciencia.

¡“El mundo es insípido y sin gusto”, me dices, amigo! Y lo repites cientos de veces... y te rebelas. Te envaneces cada vez que te llamas a ti mismo “revolucionario” y amenazas con voltear el mundo. Rebélate, amigo, ante todo, en contra tuya, en contra de la falta de sal en ti, y sólo después en contra del mundo.

Me dices, amigo, que "las personas son falsas”, que “son adúlteras”, que “son asesinas”. Cientos de veces te rebelas contra los pecados de los demás. Sublévate, en primer lugar, en contra de tus propios pecados. Sólo entonces podrás alzarte contra los pecados de otros, con más fuerza y razón. Si te opones primero a tu propio “yo”, podrás confiar en el éxito de tu revolución. Este es el método de Cristo. La revolución contra la maldad que hay en mí, y después la revolución contra la maldad que hay a mi alrededor.

Todos los discípulos de Cristo debían someterse a esta auto-crítica interior y dura, siguiendo el método de su maestro. Cristo no le pedía a nadie que le siguiera, sin embargo, quien decidía seguirle voluntariamente, se sometía a esta terrible auto-crítica interior. Sólo quien resistía esta prueba de la revolución interior en contra de los pecados y debilidades propias, tenía el derecho a rebelarse contra las maldades de los demás.

Ningún diploma, amigo, ningún título te llevará a obtener ese derecho. Al contrario, es absolutamente necesario el análisis interior ante Dios y ante tu propia conciencia.

(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Omilii despre pocăință, dragoste și optimism, Traducere din limba greacă de prezbitera Iuliana și pr. Iulian Eni, Editura Doxologia, Iași, 2016, pp. 10-11)