Palabras de espiritualidad

Refrenar la lengua, un recurso elemental

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

‟Me he perturbado, pero no he hablado” (Salmos 76, 4).

Otro ejemplo de ausencia de maldad lo encontramos en la vida de San Gregorio el Taumaturgo: una mujer de vida disoluta le exigió públicamente dinero al santo, como si este hubiera pecado con ella. Pero el santo no se enfadó, y le pidió a un amigo que estaba con él que le pagara a la mujer. Cuando esta recibió ese pago indebido, cayó poseída por el demonio. Pero San Gregorio oró por ella y la libró del maligno.

Si no podemos permanecer imperturbables, al menos debemos refrenar nuestra lengua, como dice el salmista: ‟Me he perturbado, pero no he hablado” (Salmos 76, 4).

(Traducido de: Un serafim printre oameni – Sfântul Serafim de Sarov, traducere de Cristian Spătărelu, Editura Egumenița, 2005, p. 327)