Palabras de espiritualidad

Relato de un milagroso encuentro con Santa Xenia

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Con pasos sosegados, la mujer se dirigió al lecho donde yacía el dentista. Este la observaba sorprendido, tratando de reconocerla…

Un dentista de una clínica privada de París sufrió un aparatoso accidente de tránsito, y fue necesario internarlo en el hospital durante varios días para su curación. Aunque de pequeño había sido bautizado como católico, con el paso de los años llegó a ser indiferente ante cualquier forma de fe. Por eso, no es de extrañar que pronto empezara a mofarse —en su interior— del paciente que convalecía en la cama contigua a la suya, un devoto inmigrante ruso, quien se pasaba gran parte del tiempo orando. A tal grado fue creciendo el desprecio que sentía por su compañero de salón, que después comenzó a burlarse de él con los demás pacientes.

Una noche de esas, un gran desasosiego se apoderó de nuestro hombre, una fuerte agitación interior que le impedía dormr. En un momento dado, la puerta del salón se abrió y apareció una mujer vestida de una forma extraña, podría decirse que masculina, apoyándose en un bastón. Con pasos sosegados, la mujer se dirigió al lecho donde yacía el dentista. Este la observaba sorprendido, tratando de reconocerla.

—¿Qué desea, señora? No tengo dinero, si eso es lo que quiere… ¿Quién la dejó entrar aquí?

—Solo he venido a pedirte que dejes de ridiculizar a Yuri —y señaló con el bastón al paciente ruso, quien dormía profundamente—, porque lo ves orar todo el día. ¡Aún falta mucho para que salgas del hospital y en algún momento terminarás buscando sus oraciones!

Y, en verdad, así fue. Al dentista se le diagnóstico un serio problema cardíaco y tuvo que permanecer durante tres meses en el hospital. Por eso, todavía tuvo la oportunidad de contarle a Yuri lo sucedido, y este empezó a hablarle de Santa Xenia y de lo que significa ser ortodoxo.

Actualmente, el dentista es un miembro activo de la comunidad ortodoxa francesa. Fue bautizado, y después su hija recién nacida recibió el nombre de “Xenia”, en honor a la santa y para conmemorar su milagrosa conversión.