Saber pedir perdón y saber perdonar
Todo el misterio, toda la esencia de la vida cristiana consiste en pedir perdón. En no conocer el mal ni cometerlo. En no pensar en el pecado ni en el mal.
Todo el misterio, toda la esencia de la vida cristiana consiste en pedir perdón. En no conocer el mal ni cometerlo. En no pensar en el pecado ni en el mal.
El ebrio, el lujurioso y el orgulloso pueden llegar a hacerse dignos de la misericordia de Dios. Pero aquel que no perdone y aquel que no pida perdón, poniendo todo su empeño en ello, no podrán reconciliarse con su conciencia. Una persona así se ha borrado a sí misma de la vida eterna para siempre. Y sobre todo en esos momentos. Porque ya no tiene ninguna relación con Dios. Y ni hablar de que sus oraciones sean escuchadas.
(Traducido de: O viață de jertfă – Mărturisirile Cuviosului stareț Samson Esper, Traducere de Severin Alexandru, Editura Egumenița, Galați, 2010, p. 56)