¿Sabes administrar el tiempo?
Si utilizáramos esas “migajas” de tiempo perdido, intentando construir pequeños momentos para el ensimismamiento y la reflexión, descubriríamos que, de hecho, tenemos muchísimo tiempo a nuestra disposición.
En la agitada vida moderna, el problema de la administración del tiempo es uno de los asuntos más importantes por resolver. No intentaré convencerte de que tienes muchísimo tiempo y de que puedes orar si así lo quieres. En cambio, quiero hablarte sobre la forma de utilizar el tiempo entre las tensiones y el ritmo de la vida de hoy.
Evitaré describir la forma en que podrías hacerte de un poco más de tiempo. Solamente te diré que, si intentaras malgastarlo menos, te quedaría mucho más de él. Ciertamente, si utilizáramos esas “migajas” de tiempo perdido, intentando construir pequeños momentos para el ensimismamiento y la reflexión, descubriríamos que, de hecho, tenemos muchísimo tiempo a nuestra disposición.
Si pensamos en el (gran) número de minutos “vacíos” de cada día, en los que nos ponemos a hacer algo, solamente para evitar quedarnos solos con nosotros mismos, entenderemos que hay una gran cantidad de momentos cortos, que podrían pertenecernos tanto a nosotros como a Dios.
Hay algo más, un asunto que es muy importante: la forma en que podemos controlar y detener el tiempo.
Podemos orar, solamente si nos asentamos en un estado de perseverancia y paz interior, frente a frente con Dios. Esto —realmente— puede apartarnos de la percepción del tiempo, pero no del tiempo objetivo, que consultamos con el reloj, sino del tiempo en sentido subjetivo, porque el tiempo corre y no nos queda nada de él para nosotros mismos.
(Traducido de: Mitropolitul Antonie de Suroj, Școala rugăciunii, Editura Sophia, 2011, p. 126)