Palabras de espiritualidad

Seguir a Cristo

  • Foto: Silviu Cluci

    Foto: Silviu Cluci

Translation and adaptation:

Al menos, en la medida de nuestras posibilidades, intentemos seguir Sus pasos.

Lo que he querido hacer es abrir el corazón de cada quien, y también sus oídos y su mente, para que pudieran recibir la enseñanza de Cristo. No tanto Su prédica, sino Sus actos. Qué hizo, cómo vivió y cómo murió por lo que dijo... No he conocido a ningún predicador musulmán, o quién sabe de qué otra creencia, que haya muerto como murió Cristo. En el caso de los musulmanes, la alegría más grande de Mahoma fue haber sido capaz de saltar veinte o treinta metros... O recordemos a Buda, otro gran predicador, quien ciertamente dijo cosas buenas, además de promover la vida ascética, la sumisión a las leyes divinas y la meditación... pero murió intoxicado con carne de cerdo, aunque él no comía cerdo... ¡Esos son los grandes predicadores!

El único Predicador que dio la vida por Sus enseñanzas fue Jesús. Y la entregó, no de una forma como que le hayan cortado la cabeza o le hayan disparado, sino de una manera estremecedora. Con Su sufrimiento, con Su Cruz, con el dolor de Su Madre viéndolo atormentado como si fuera el peor de los ladrones. Con Su Sangre fundó la Iglesia, primero de forma espiritual, y después de un modo visible e histórico, en el Pentecostés. Y todo con una gran humildad, con un amor y un perdón perfectos...

Yo no pido que seamos como Él, porque ¿quién puede ser como Él, como nuestro Señor? Pero, al menos, en la medida de nuestras posibilidades, intentemos seguir Sus pasos.

(Traducido de: Părintele Gheorghe Calciu, Cuvinte vii, Editura Bonifaciu, Bacău, 2009, p. 244)