Ser felices en Cristo y en Su Iglesia
No osemos sentarnos a la mesa del Señor sin haber sido llamados por Él, no sea que, al venir, nos diga: “Amigo, vete a otra parte, porque este es el lugar de otro”.
¿Cómo podemos llegar a sentir la alegría de la vida en Cristo y en la Iglesia? ¿Cómo ser felices?
—No antes de conocer las lágrimas y la humildad del siervo. No osemos sentarnos a la mesa del Señor sin haber sido llamados por Él, no sea que, al venir, nos diga: “Amigo, vete a otra parte, porque este es el lugar de otro”.
Y el que se acerque, como lo hiciera San Efrén el Sirio y como nos acercamos todos en la Iglesia, por medio de la oración a Dios, ese conocerá la Iglesia, y la liberación, y la alegría. Así es como tenemos que acercarnos: “Señor y Soberano de mi vida, no me des el espíritu de la pereza, de la desesperación, de la ambición y de la vana locuacidad. Mas el espíritu de sobriedad, de humildad, de paciencia y de amor, otórgamelo a mí, tu siervo. Así, Señor y Soberano, concédeme ver mis propias faltas y no juzgar a mis hermanos, porque bendito eres, por los siglos de los siglos. Amén”.
(Traducido de: Ieromonahul Savatie Baștovoi, Singuri în fața libertății, Editura Cathisma, București, 2009, pp. 116-117)