Si Dios nos perdona, ¿por qué le negamos el perdón a los demás?
¿Acaso sabemos lo que sucede en el corazón de nuestro hermano? Puede que se arrepienta con lágrimas fervientes ante Dios por el mal que nos hizo, y nosotros, rechazando saber más de él, le negamos el perdón con nuestra dura actitud y sin ninguna clase de compasión.
¡Qué terrible es no perdonar las faltas de nuestro semejante! ¿Acaso sabemos lo que sucede en su corazón? Puede que se arrepienta con lágrimas fervientes ante Dios por el mal que nos hizo, y nosotros, rechazando saber más de él, le negamos el perdón con nuestra dura actitud y sin ninguna clase de compasión.
Recordemos cómo perdona el Señor: cómo perdonó al bandido en la cruz, cómo perdonó a los publicanos y a las adúlteras que le lavaron los pies con sus lágimas. Pero nosotros solemos ser despiadados, empecinándonos en no perdonar al hermano que nos falló.
(Traducido de. Sfântul Luca al Crimeei, La porțile Postului Mare, Editura Biserica Ortodoxă, București, 2004, p. 49)