No explicaremos con detalle todas las clases y características de las tentaciones —por qué, en dónde, cuánto y de dónde— porque, de acuerdo al salmista. “los enumeraré y se multiplicarán más que los granos de arena”. Todo eso ya fue explicado minuciosamente y sin error por nuestros Padres, en sus escritos. Nosotros sólo necesitamos recordar que el principal deber de quienes deseen salvarse es enfrentar las tentaciones, para alcanzar la fe y el testimonio de esta en contra de la incredulidad, a la cual el mal nos empuja forzosamente. A la desobediencia le siguió la caída, en tanto que al testimonio y al cumplimiento de los mandamientos lo que sigue es la resurrección. Con el amor al placer viene la infracción a los mandamientos y el pecado, en tanto que, con el amor al dolor, lo que viene es el testimonio de fe y la virtud. Y a Dios, Quien nos dio la victoria en la Cruz, se debe toda adoración.

(Traducción de: Monahul Iosif Vatopedinul, Cuviosul Iosif Isihastul: nevoințe, experiențe, învățături, Traducere din limba greacă de ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2009, p. 53)