La paciencia es un poder espiritual que merma la fuerza de las penas. Si no eres paciente, no las podrás atenuar y alejar, aunque las aguantes porque no te queda de otra. Pero soportar algo, sin paciencia, lo hace aún más pesado, más desesperante. Mientras más paciente seas ante las aflicciones, más las estarás limitando; al contrario, si eres impaciente, las estarás potenciando, haciéndolas difíciles de soportar, inmensas e invencibles.

Esas aflicciones que te parecen insalvables pueden ser disminuidas y controladas sólo con paciencia, porque en ella mora el poder de Dios. Y ese poder puedes sentirlo tú mismo. Es una forma de sinergia: mientras más paciente seas, más te ayudará el poder de Dios a vencer tus problemas.

(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 698 la Sfântul Isaac Sirul, Cuvinte despre nevoinţă, în Filocalia XI, Editura Humanitas, Bucureşti, 2008, p. 221)