Siete breves aspectos de la educación cristiana de los niños y los jóvenes, por el Patriarca Daniel
La familia, la Iglesia y la escuela deben ofrecer a niños y jóvenes, junto con los conocimientos intelectuales de rigor, una formación espiritual que les permita experimentar la vida en comunión de amor con Dios y con los demás.
1. En la Iglesia aprendemos, a partir de las enseñanzas de los Santos Padres, que la educación de los niños y los jóvenes es un arte, y no un arte cualquiera, sino la más importante de todas.
2. La familia representa el refugio más íntimo y más valioso para cultivar el amor paternal, filial y fraternal, como la luz de la educación que une entre sí a las generaciones pasadas, presentes y futuras.
3. En su calidad de padres espirituales, los sacerdotes deben dedicar un gran cuidado al crecimiento espiritual de niños y jóvenes.
4. Con la educación cristiana, los niños se convierten en luminosos cirios para la vida espiritual.
5. Es necesario educar a los niños en el espíritu del Evangelio del amor de Cristo y de los valores cristianos, por medio de la oración y el permanente estímulo a llevar una vida santa y llena de virtudes.
6. La familia, la Iglesia y la escuela deben ofrecer a niños y jóvenes, junto con los conocimientos intelectuales de rigor, una formación espiritual que les permita experimentar la vida en comunión de amor con Dios y con los demás.
7. El carácter de los niños no se forma solamente con palabras y actividades, sino también con la forma de vida de los padres, con el ejemplo que estos les ofrecen.