Palabras de espiritualidad

Sobre Dios como el Creador de todo

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El hombre tiene una responsabilidad para con todo lo creado, como lo manifiesta San Pablo en su Carta a los Romanos, cuando dice que toda la creación gime y sufre con dolores de parto.

Si Dios creó al mundo, ¿quién creó a Dios? ¿De dónde proviene Él?

—Creo que la Biblia es la única tradición religiosa en la humanidad que habla de una creación ex nihilo. En la metafísica hinduista oriental, no existe una diferencia esencial entre el absoluto divino y la manifestación del mundo que vemos. Finalmente, Dios y el universo en su totalidad son idénticos; pero nosotros afirmamos que el mundo fue creado. Evidentemente, Dios no fue creado. Él es el Creador. Él no existe en el tiempo, en tanto que el mundo y el tiempo comenzaron simultáneamente. Antes de la creación del universo no existía el tiempo. Este es un problema muy importante, porque la creación desde la nada está llamada a participar de Dios. Esta es la vocación del hombre de unirse totalmente a Dios, junto con el resto de lo creado. El hombre tiene una responsabilidad para con todo lo creado, como lo manifiesta San Pablo en su Carta a los Romanos, cuando dice que toda la creación gime y sufre con dolores de parto, esperando su liberación por medio de los hombres. Todo esto representa un aspecto muy amplio que se abre ante nosotros y que durante mucho tiempo fue descuidado por la teología, especialmente por la teología occidental, que incluso opone el espíritu a la materia. Hay un problema entero con la transfiguración de la materia, y esto se debe al hombre. Solamente en esta perspectiva podemos superar la falsa oposición entre materialismo y espiritualismo.

Dice San Gregorio Palamás que tenemos que hablar de un materialismo espiritual o de un cuerpo espiritual (soma pnevmatikon), en el cual se ha superado cualquier dualismo remanente de la filosofía griega y en el que podemos decir que aún vivimos. Entonces, por ejemplo, hablamos de la resurrección de los cuerpos y no de la partida del alma desde el cuerpo para la eternidad; no rechazamos los aspectos materiales de la vida. (Padre Simeón de Essex)

(Traducido de: Celălalt Noica – Mărturii ale monahului Rafail Noica însoțite de cîteva cuvinte de folos ale Părintelui Symeon, ediția a 4-a, Editura Anastasia, 2004, pp. 146-147)