Sobre el orgullo: El orgullo es la más peligrosa de las pasiones. Todas las pasiones, todos los pecados nos son perdonados con facilidad, porque viene el Señor y te abraza, y te lleva al Reino de los Cielos. Sin embargo, es imposible que avances hacia el Reino de los Cielos si estás lleno de soberbia y orgullo. El maligno es muy astuto y lo sabe. Por eso es que siembra en los hombres la altivez y la turbación, es decir, el orgullo, para que no puedan avanzar hacia el Reino de los Cielos. Porque las Santas Escrituras así lo dicen, que, por Su bondad, Dios quiere que allí en donde estuvo el maligno, quien cayó por culpa de su orgullo, allí se completen esos lugares con las almas de los buenos cristianos y los monjes que han sabido vivir en Él. Pero no es posible llegar hasta allí con altivez... ¡imposible! ¡Solamente con humildad se puede alcanzar ese lugar! Por eso es que el astuto instala en el alma del hombre, desde la infancia, la arrogancia y el orgullo, eso que a veces parece insignificante, pero que es lo más terrible que existe, lo más peligroso para la salvación de nuestra alma.

Sobre el televisor: El televisor es una fuente inagotable de maldades, de toda clase de perversiones.

Sobre la salvación: Cosa simple: ¡de la forma en que nos levantemos, así nos iremos al descanso! Una vez somos hijos de la Iglesia Ortodoxa y somos cristianos ortodoxos, más o menos, sabemos lo que debemos hacer para salvarnos y por qué debemos huir para no perder la mente. Lo sabemos. Más o menos, pero lo sabemos. Seamos agradecidos con nuestro Padre celestial y evitemos seguir entristeciéndolo.

(Traducido de: Ne vorbesc părinți athoniți- Dionisie de la Colciu, Iulian de la Prodromul, Editura Bunavestire, Galați 2003, p.35-36)